Thriller en el que una madre escapa de su hogar con su hijo por maltratos del padre y es mandada a espiar por su suegro en Bruselas. Lo que parecía un melodrama de temática seria Claude Chabrol lo transforma en un paseo por una casa de freaks (la pensión), situaciones delirantes (perversión de menores), una crítica a la burguesía (de allí, la ruptura) y un final surrealista (la protagonista drogada). El montaje de atracción aparece en el camino del tren de electricidad y en el juego de cartas que mezcla y reparte.