Drama en el que un pueblo francés se ve dividido por la línea de demarcación de la ocupación nazi en 1941. Claude Chabrol se destaca por la elegancia de la puesta en escena. La frialdad en la exposición de los hechos resulta ideal para acompañar la trama y la fotografía en blanco y negro. Y de a poco abandona los proyectos de dudosa procedencia y comercialidad. Se acerca al universo de Jean Renoir y Fritz Lang a partir de una fructífera hibridación.