Secuela de Le Tigre aime la chair fraîche (1964) en la que un espía es enviado a la Guyana Francesa donde opera una organización terrorista que apoya a un grupo de guerrilleros. Si bien la incursión en la fotografía en colores, el rodaje en locaciones exóticas y la inclusión de un villano neo nazi ayudan a darle a la película un tono de aventura, es muy difícil establecer una complicidad entre la seriedad y la parodia.