Policial en el que un vendedor de antigüedades contacta viudas para robarlas y asesinarlas en Paris durante la primera guerra mundial. Basado en un caso real. Se podría decir que Claude Chabrol abandona la nouvelle vague a partir de la reconstrucción de época, los planos de fondo pegados o las escenas de juicio. Más allá de que el artificio puede parecer chocante, que no muestra los asesinatos y que se excede en la duración, sobrevuelan al film los fantasmas de Lang, Renoir y Hitchcock.