Cuento de terror en el que una mujer que acaba de dar luz se muda a la casa de su suegra metida en la brujería de Massachusetts. Llamar la película un exploit de Rosemary’s Baby (1968) es un insulto al cine de terror exploitation. El film de Rob Spera es una involuntaria oda al irrealismo de Hershell Gordon Lewis: actuaciones imposibles, dilatación temporal de las escenas, fotografía brumosa. Si la protagonista se rodea de un esposo que personifica lo antierótico, una amiga prototipo de idiota y una suegra más ridícula que aterradora, lo más probables es que tenga problemas. En todo caso, es imposible compartir su miedo.