Melodrama en el que una chica sale con dos novios, uno de día y otro de noche, en Paris. Akerman trata de meterse en el terreno de Jacques Rivette, es decir, el mundo de la teatralidad, el artificio, el fluir de lo diurno y lo nocturno y las historias de amor fantasmales. Pero no encuentra el gesto justo, el uso de la voz en off es inoportuno y el miedo no termina de aparecer.