Cuento de ciencia ficción en el que un escritor viaja al pasado para conocer a una actriz que se le apareció a felicitarlo en una de sus obras en Chicago. Adaptación de Richard Matheson de su propia novela Bid Time Return (1975). La primera impresión que da la película cuando el protagonista vuelve al lugar donde tuvo lugar el suceso es L’année dernière à Marienbad (1961). El hotel en 1912, el cine de vanguardia francés en Hollywood y se entiende todo. Pero el encuentro con la actriz se demora. Todo lo que el protagonista necesita para aclimatarse en la situación es el espejo, el vestuario, las luces. Eso lleva tiempo. Estando Christopher Reeve un poco obsesivo en su primer rol luego del papel de su vida y la fotografía en filtro blanco de Isidore Mankofsky, estamos en otro terreno. Igualmente la puesta en escena del suizo Jeannot Szwarc hace un subyugante uso del color, más que del color, de los cambios entre la tonalidad que marca el viaje en el tiempo o el cambio térmico del estado afectivo del personaje. El pelo atado de Jane Seymour no es un obstáculo y el agente Plummer tampoco lo es.