Policial en el que un detective es el principal sospechoso del crimen de una mujer que tiene que investigar en Orléans. Alain Corneau adapta (sin acreditar) la novela de Kenneth Fearing The Big Clock (1946) con los personajes como policías en vez de periodistas. Pero la principal modificación que introduce es que el protagonista no sabe quién cometió el asesinato y su jefe sabe que él estuvo en la escena del crimen. De allí que la investigación que lo involucra resulta estéril. El espectador ya sabe lo que trata de averiguar a lo largo de todo el film. Un par de secuencias de acción y tiroteos tratan de animar la función con Yves Montand asumiendo las poses de un policía sucio.