Stripped to Kill 2: Live Girls (1989)

Secuela de Stripped to Kill (1987) en la que una joven stripper con pesadillas empieza a ser acosada por un asesino serial en Los Angeles. El look más convencional de la película no impide que Katt Shea trate de desarrollar las mismas audaces temáticas y explorar nuevas ideas. Ahora son las pesadillas gore, los sueños del exceso, el efecto Nightmare de la secuela los que hacen la presentación. Esta secuela se mete de lleno en el género de terror, más precisamente en el slasher fantástico. Desde el arma del asesino, la dinámica de las muertes y las escenas de alucinación hasta la música pop que suena más tenue en el prólogo sobre una coreografía grupal de estriptís. La protagonista Maria Ford es más escultural y sus compañeras de trabajo más resbaladizas. Pese a la surrealista resolución, el original no dejaba de ser un policial encubierto. Sólo queda el arquetipo del detective que investiga el caso y el sentido del humor en el personaje de la policía forense descreida. Para bajar a la realidad momentáneamente.