Slasher en el que unas chicas de una fraternidad matan a la dueña de casa y empiezan a ser asesinadas durante la fiesta de graduación en una universidad de Baltimore. Pese a que la premisa daba más para la explotación y la comedia, Mark Rosman se toma las cosas en serio. El montaje y la puesta en escena son bastante dinámicos y elaborados. El problema es que el prólogo prefigura la resolución, los personajes carecen de matices y ninguno de los asesinatos resulta memorable. Sólo para destacar la pesadillesca sucesión de eventos sobre el final.