Secuela de Greetings (1968) en la que Jon Rubin vuelve de Vietnam, busca trabajo como artista “peep” y se une a una compañía de teatro de actores negros en New York. De Palma da forma a un nuevo capítulo de su particular Antoine Doinel satirizando al racismo y los medios de comunicación. Da la impresión que ni él ni su discurso se toman muy en serio. El saludo a la madre del final es un feroz y triste comentario sobre una generación y la sociedad americana.