Drama en el que una compañía de teatro experimental representa de una obra de Euripides en New York. Brian De Palma realiza un ejercicio vanguardista con la pantalla dividida en todo momento, los actores interactuando con el público de la obra y capturando el alto contenido erótico y sexual de los cuerpos. Pero más allá de su valor contracultural el film no puede ir mucho más lejos en el retrato del momento y el lugar. La utilización continua de la pantalla dividida más que acentuar el artificio o multiplicar los recursos visuales da un acercamiento más fuerte a la realidad y la ficción.