Historia de amor entre un pianista de 30 años y su hijastra de 14 años en París. Blier evita todo tipo de sensacionalismo o falsa provocación en su historia. La perdición de un hombre es la mujer, no importa que sea apenas una adolescente. La fotografía de Sacha Vierny, el uso de los decorados y la planificación le da cierto toque manierista propio de la época, pese a que los colores son más bien tenues y grisáceos. La casa ubicada en el fin de la calle es el lugar de un amor prohibido. Tal vez se pueda objetar que los diálogos de la protagonista no son propios para una chica de 14 años. El sentido del humor aparece esporádicamente (la escena en que el padre y el padrastro se pelean y ella cuida las heridas de ambos), pero no es el eje del film.