Comedia romántica en la que un director de teatro trata de convencer a la actriz que formó, ahora una estrella de Hollywood, de que participe en su próxima obra en un tren hacia New York. La película, junto a It Happend One Night (1934), define oficialmente a la screwball comedy en el cine sonoro. Si bien para el público actual puede resultar algo ridículo y previsible ver una pareja protagonista pelearse durante toda la proyección, el concepto era toda una novedad en la década de 1930. En la resolución, el film conserva cierta dignidad e inteligencia. Él finalmente la engaña para que actúe en la obra, pero nada asegura que volverán a estar juntos.
Howard Hawks vuelve a la comedia luego de que todas sus primeras películas sonoras fueran dramas, filmes de guerra o de mafiosos, se despega de la mera farsa y ya muestra de manera embrionaria algunos de los rasgos que caracterizarán sus futuras incursiones en el género. Tal vez el histrionismo de los actores está llevado al exceso, pero aun así hay una evolución en el personaje femenino, como todo funcionalista Hawks cuida la aparición y la caracterización de los secundarios, la inclusión de un borracho ya tiene su toque particular y la batalla de los sexos llega hasta un virtual empate.