Cuento de terror en el que una mansión es rodeada por un super criminal buscado por la policía en Estados Unidos. Antes que Batman y Drácula llegaran al cine americano, Roland West ya hacía cosas increíbles con la cámara. No sólo el formato de pantalla ancha adelantado a la consolidación del cine sonoro, sino por el uso del espacio fílmico en relación al volumen. Es una película en la que los diálogos se escuchan muy bajo en función de la expectación de la aparición del murciélago. Es la misma idea del doctor Mabuse, pero desplegada en el espacio, no en los poderes mentales. De esta forma crea un tipo de terror realista y sensorial mucho más subyugante que la variación crómatica del cine expresionista en blanco y negro. Todos los personajes, detectives, señoras, el personal de servicio, galanes y chicas en peligro, ladrones, están asustados por la perversidad del punto de vista.