Cuento de terror en el que la mano de un pianista americano recientemente muerto aterroriza a los posibles herederos en su mansión en un pueblo de Italia a principios del siglo XX. Florey adapta el cuento de W.F. Harvey con el aporte de Curt Siodmak en el guión y, si bien nos priva durante una hora de la aparición de la mano del título y mantiene una posición ambigua sobre lo sobrenatural, compone otra pesadilla en imágenes a partir del excepcional uso de las sombras y los decorados. De esta forma la película adquiere rasgos de un extraño melodrama con una anecdótica excusa policial y un sentido del humor para nada disimulado. La actuación y el personaje de Peter Lorre se convierten en el fundamento de la última parte de la película.