Cuento de terror en el que un pintor hace un pacto con el diablo a través de una caja con una mano que le da éxito y dinero en Paris. Maurice Tourneur actualiza el tema de Mefistófeles y con naturalidad entra al fantástico: el prólogo plantea el misterio y establece el tono, una simple caja que muestra una vez, sentido del humor irónico de los diálogos, secuencia alucinación surreal del final. A la vez que establece la filiación entre los cuentos de miedo y la figura del artista.