Musical de fantasía en el que dos americanos de viaje de caza por Escocia encuentran un pueblo detenido en el tiempo hace 200 años. Más que nunca con el Cinemascope, la distinción en Minnelli entre escenas normales, transiciones y números musicales carece de sentido. El nuevo formato le permite extender más aún la duración del plano. La sensación de sueño es constante e ininterrumpida. Y cuando aparece una secuencia de acción (la persecución del personaje que intenta escapar), adquiere un sublime tono operístico. Incluso los comentarios cínicos del compañero del protagonista cobran sentido sobre el final cuando vuelven a New York y se ven envueltos en una marea de charlas mundanas, amontonamientos y alcohol. No es que Minnelli prefiera la bucólica vida campesina del siglo XVIII al ruido y desencanto de la vida urbana. Como bien muestra el personaje que intenta escapar y termina muerto, la vida pastoral también puede ser un infierno. Ambos mundos pueden ser vistos como sueño y pesadilla. Destacar la utilización del color con el cambio de vestuario de la protagonista (del blanco y amarillo del comienzo) al rojo durante la fiesta. Y el detalle de las medias rojas del protagonista.