Cuento de terror en el que una reportera cubre una catástrofe marina que se desata en la bahía de un pueblo de Maryland. Pese a que el pueblo es ficcional, la locación de la bahía es real. La celebración del 4 de julio completa el panorama un poco desconcertante. Las breves escenas del inicio hacen una pintura de la América. Por detrás se esconde una trama de corrupción política, intereses creados, desidia médica, burocracia. Uno no puede hablar exactamente de realismo con el dispositivo montado, pero sí hay algo de autenticidad en los hechos retratados o al menos de plausibilidad. La estructura narrativa tiene más que ver con los films de catástrofes de la década de 1970. Los films de terror en primera persona tienden a achicar el escenario, The Bay lo expande. Más allá de las intervenciones de la joven periodista que recopiló el material y del segmento insertado de los oceanógrafos muertos que grabaron material semanas antes del incidente, la progresión narrativa sigue cronológicamente los acontecimientos del día. Como Redacted (2007), las cámaras que registran los hechos no son exactamente en primera persona. La única escena disonante es la de la pareja adolescente que se mete al agua. El falso documental no es tan falso, porque la construcción está filtrada por la mirada de uno de los personajes que arma un programa informativo. El ocultamiento de lo acontecido trae aparejado el desvelamiento que hace la película. Y allí radica su atractivo. Con producción de Jason Blum y Oren Peli, Barry Levinson hace su primera incursion en el género de terror. Una mezcla de distanciamiento y manipulación le otorga al producto cierta libertad. Algo que Soderbergh con un planteo más global, no podía conseguir en Contagion (2011). Shyamalan probablemente haya tomado nota de la maniobra de Levinson.