Comedia musical en el que un director debe montar los prólogos de películas ante la llegada del sonoro en un teatro de New York. Luego de los vericuetos sentimentales anodinos, previsibles conflictos durante los ensayos y una puesta en escena bastante banal, la orgiástica secuencia musical en cascada con subtexto, guiño y cita incluida se lleva todos los aplausos: “si no conmueve con esto”.