Comedia romántica en la que un dramaturgo recibe a su ex esposa con su actual pareja para ensayar su última obra en una casa de campo de Francia. Jaques Doillon asume decididamente el artificio, la teatralidad y extravagancia para redondear su film más cercano a Jean Renoir y Godard. Los diálogos irreverentes “con tu… donde quieras, cuando quieras”, las actuaciones autoconscientes “qué buen actor soy, me creo todo lo que digo” y la puesta en escena acompañante de la ubicuidad de los actores da como resultado una película estimulante, que va tomando calor y color a medida que pasan los minutos. Sin vaciar los espacios, Doillon llega a la situación donde todo puede pasar. La gran escena se da cuando se juntan los cinco personajes, una especie de baile de palabras, cuerpos y personajes. El reparto se reparte en papeles complementarios: Pascal Gregory sostiene el peso, Julie Depardieu irradia sexualidad, Louis Garrel explora su faceta clown y Agathe Bonitzer es una auténtica revelación. Saludable comprobar que a medida que pasan los años, varios de los directores de la post nouvelle vague se vuelven más jóvenes y audaces en sus propuestas.