Drama en el que una joven actriz italiana se sumerge en mundo de las drogas, el sexo y el rock and roll en Europa y Estados Unidos. Asia Argento aprovecha la estructura y las posibilidades del diario íntimo para hacer un film desparejo pero fascinante. Se nota la influencia del cine de su padre en la visualización de horrorosas pesadillas y de Abel Ferrara, The Blackout (1997) y New Rose Hotel (1998), en su mezcla de esteticismo en primera persona. Si bien conecta a través de una cámara voluble y un montaje frenético con algunas de las temáticas más atractivas del cine contemporáneo como la alteración de la percepción de la realidad, la incapacidad para comprender los acontecimientos y la pérdida o ausencia de identidad, la película no logra ahondar la búsqueda y el carácter de la protagonista ni ensamblar su experiencia mística de una forma un poco más sutil. Pero no se puede dejar de destacar la valentía de Argento para presentarse en la primera escena del film un tráiler con un negro apoyándola por atrás o plantarse frente al espejo mientras se depila el cuerpo. Y de algunas secuencias como la casi surreal aparición de una mujer hermosa en su casa que dice que la conoce, la utilización de los flashbacks que retratan la relación y fascinación por su hermano, el recelo hacia los productores de los proyectos americanos y el clímax en el que va con siete meses de embarazo a un recital de rock del cantante que la abandonó. El film por momentos puede resultar un ejercicio autocomplaciente y acusa una dramaturgia poco rigurosa, pero la fascinación por la persona/personaje puede más. Más allá de sus desniveles esta propuesta de una autoproclamada femme fatale resulta más atractiva que casi todo el cine italiano contemporáneo.