Cuento de ciencia ficción en el que un submarino en miniatura se introduce en el cuerpo humano de un diplomático para curar una herida. La premisa tan alocada del guión es compensada por las estructuras genéricas habituales del cine de aventuras y la ciencia ficción. La reconstrucción visual del organismo como nuevo mundo permite la interacción exterior interior armónica del montaje.