Psycho thriller en el que un asesino sale de prisión y encuentra una casa donde seguir sus crímenes en Baja Austria. Basado en un caso real. La cámara de Kargl no nos da ningún plano “normal”, ya sea por el rostro desencajado de su protagonista o los travellings desde arriba o desde el piso. Es un tipo de puesta de escena alucinada y pesadillesca que, sin embargo, no impide que el film sea esencialmente hiperrealista. La voz en off del protagonista corría el riesgo de tornarse molesta, pero desaparece oportunamente. Hay algo de comedia física en el film, en la forma que el asesino mata a sus víctimas y dispone de los cuerpos para llevárselos en el baúl del auto, claro que no muchos sean capaces de apreciar el humor austríaco. La semilla del estilo de Buttgereit y Gaspar Noé está plantada en este film y los Funny Games de Haneke también algo le deben.