Cuento de terror en el que un cementerio de mascotas hace que los enterrados vuelvan malditos en un pueblo de Estados Unidos. Adaptación de la novela de Stephen King. El film intenta reflexionar sobre la muerte y sus consecuencias, pero falla (previsibilidad de las situaciones, costado dramático, puesta en escena). Todos los personajes tienen recuerdos traumáticos con la muerte y se recurre a flashbacks, pesadillas y alucinaciones. La resolución juega al body count con un bebé asesino. El guión intenta abarcar mucho.