Drama en el que dos jóvenes salen una noche a una discoteca de Paris. Klotz en su ópera prima hace un viaje por un paisaje post industrial y una eterna noche que recuerda un poco a los films de principios de la década de 1990. Es cierto que la disposición de los cuerpos de los actores no profesionales y algunos rasgos de la planificación pueden traer a la mente a Quatre nuits d’un reveur (1974). Pero no hay trascendencia ni iluminación en su película. Algunos planos fijos de los rostros y el paisaje urbano son de una belleza instantánea. Las oscuridades van revelando la belleza interior de cada personaje.