Thriller fantástico en el que una periodista empieza a sufrir cambios en la percepción de la realidad y en su apariencia en Paris al querer escribir una novela sobre su infancia. Marina de Van convoca a un par de estrellas, Sophie Marceau y Monica Bellucci, para su segundo film como directora que, si bien no va por el mismo camino tenebroso del primero no teme entrar de lleno en el fantástico. Uno de los principales atractivos del film es la progresiva transformación de la percepción de la protagonista. Incluso su rostro en determinado momento es la combinación del rostro de las dos actrices. La premisa es atractiva y no carece de malicia. El confort burgués de la familia es trastocado constantemente por la sensación de pesadilla. Es una lástima que el film no profundice más en las escenas realistas y en apariencia de transición, el contrapunto del miedo una salida al bar con amigos, por ejemplo. Cada tanto De Van insiste en los planos del cuerpo y agrega alguna que otra progresiva deformación en los brazos y las piernas, pero no es suficiente. Una vez que Sophie Marceau se transforma en Monica Bellucci, la protagonista hace un viaje a Lecce, Italia y aparece la solución del enigma.