Drama en el que una adolescente se introduce en el submundo de los motociclistas de los alrededores de Paris. El film toma las decisiones correctas: el retrato de un personaje antes que la trama o historia, la fotografía realista que sigue la acción con cámara al hombro, la banda sonora que sirve de apoyo o contrapunto. Pero aún así le falta algo. Es el peligro de buscar el realismo al borde de la banalidad. Si bien no cae en ella, le falta esa escena, ese gesto, diálogo o mirada para establecer la conexión con el espectador.