Drama erótico en el que una maestra ignorada por su novio busca satisfacción sexual con otros hombres en una ciudad de Francia. Catherine Breillat logra llamar la atención y generar algo de escándalo con uno de sus films más simples y menos provocativos. Tal vez tenga que ver con la presencia de Rocco Siffredi, algún que otro plano explícito (no penetración) y unas escenitas sado un poco subidas de tono. O que el público se ha vuelto más puritano en la última década. Lo cierto es que Romance es otra indagación de Breillat en la sexualidad femenina, en la imposibilidad de la satisfacción total y en la obsesión por el amor no correspondido. La película trata más de incomodar que de excitar. Pero el rostro de Caroline Ducey es perfecto para la trama, la puesta en escena es tan simple como estilizada (color blanco y rojo), la voz en off de la protagonista le da cierto tono confesional y la progresión sexual no tiene el tono escandaloso de Las edades de Lulú (1990). Hay un momento de singular potencia y catarsis cuando ella admite llorando que siempre deseó que la ataran (la imposibilidad de asumir ciertos lugares de la sexualidad). El plano detalle del parto en la resolución sintetiza la vida como resultado de frustraciones. Breillat hace un valiente esfuerzo para decir lo indecible, sólo que lo indecible no tiene forma justa.