Policial en el que un agente investiga el asesinato de su hija activista en Boston. Adaptación de la miniserie Edge of Darkness (1985). La vuelta de Mel Gibson luego de ocho años sin un papel estelar, dos films como director y algunos escándalos públicos se salda con un producto tan rutinario y formulático como anodino. Más allá de que el film respeta al pie de la letra la lógica del star system, es decir todas las escenas están pensadas para mostrar que tan buen actor, padre y persona es el protagonista, lo realmente molesto es que la serie original británica respondía a un contexto político bien definido (finales de la guerra fría, el miedo nuclear, el ascenso de la derecha, los inicios de los movimientos ecológicos) mientras que la transposición de esos conflictos a 2010 resulta fallida. Si bien la puesta en escena de Campbell juega con cierto realismo y aprovecha la noción de viaje del protagonista, cada veinte minutos se ve obligado a poner una secuencia de acción que ridiculiza a los personajes. Queda claro que la historia la hija activista es más atractiva que la del padre vengador. Si Mel Gibson trataba de reposicionarse en Hollywood y recuperar su imagen pública no eligió el mejor camino.