Policial en el que un abogado debe defender a un asesino en serie acusado de matar a mujeres que se hicieron un aborto en Boston. La película arranca bien, con una ambigüedad moral nada disimulada que se potencia por el parecido de los dos actores principales (Gary Oldman y Kevin Bacon en los planos generales no se distinguen). Pero entre las citas grandilocuentes, la falta de sobresaltos y una resolución flojísima, la película se entierra. Es una lástima porque tiene mucho en común con la posterior y mucho más lograda Se7en (1995).