Drama en el que una familia de un pueblo de Oregon tiene a un hijo en la guerra de Irak. El film desde sus silencios y tiempos muertos resulta durísimo y brutal con sus personajes y el país donde viven. Jost saca provecho de los actores no profesionales y las cámaras digitales, a la vez que puntúa el relato con panorámicas lejanas del océano como paraíso perdido.