Comedia negra policial en la que una mujer planea la muerte de su ex esposo para cobrar un seguro en Los Angeles. John Landis culmina su racha de malas decisiones, proyectos y películas que se extiende a casi toda carrera, regresa al cine independiente, deposita en DTV un producto y se hunde en el ostracismo. Un salto al vacío que no es el vacío del cliché, sino el vacío existencial de los personajes, la historia y el relato, vanguardista a su pesar. Porque la estupidez de los personajes, el absurdo de la trama policial y la repetición de las pesadillas hablan de la imposibilidad e impotencia del relato, la historia y la puesta en escena. En el camino aparecen el auténtico misterio, alguna sorpresa y un par de revelaciones: situaciones en el hospital, personajes como la novia del médico, las fugas narrativas, los peluqueros gays y la excelente actuación de Lara Flynn Boyle. Landis se despide definitivamente de Hollywood con la regla de tres fracasos seguidos y fuera, demasiada suerte tuvo para llegar a este punto.