Comedia de fantasía en la que un diseñador conoce a una empleada de una galería de arte que es una super heroína en New York. Reitman trata de combinar la parodia al cine de superhéroes con la comedia romántica. La idea era atractiva, pero está mal ejecutada. El problema es el mismo que en toda la comedia contemporánea: la mirada adolescente hacia la sexualidad y el humor en el retrato de la mujer. Si en un principio el carácter neurótico de Uma Thurman, la actitud deadpan de Luke Wilson y la dinámica de los primeros encuentros de la pareja invitaban a la simpatía, una vez que la transforman en psicópata, busca en Anna Farris la chica ideal, el relato del flashback desmiente las imágenes los personajes secundarios acentúan lo reaccionario del discurso y sólo queda la repugnancia. Reitman trata de adaptarse a las nuevas tendencias de las audiencias. Con un solo chiste cree que es suficiente.