Thriller en el que un cirujano secuestra a la mujer de la que está obsesionado y le amputa las piernas en una ciudad de los Estados Unidos. La hija de David Lynch debuta en la dirección con un film tan extraño y fascinante como arriesgado. Asume con más facilidad la herencia del surrealismo de su padre: Tristana (1970), la ambientación en casa repleta de estatuas y el abrazo incitador al sexo. Pese a un Julian Sands tan patético como siempre, Sherilyn Fenn no abandona la pose y la resolución parece decepcionante. El film indaga en una historia de amor oscura, ciega, irresoluble desde la más pura pesadilla.