Comedia musical en la que una compañía de teatro de variedades consigue presentar un espectáculo en un exclusivo club nocturno de Rio de Janeiro. La película es más recordada por el primer emparejamiento de Ginger Rogers y Fred Astaire que por otra cosa. Pero con Merian C. Cooper como productor de la Aventura y Dolores del Rio llevada de acá para allá, el exotismo y el escapismo están asegurados. El final con las coristas montadas al avión es un poco excesivo, pero el vértigo de las bailarinas y las sonrisas es tan inolvidable como su otra criatura del mismo año.