Thriller en el que el empleado americano de un laboratorio inventa una fórmula e intentan arrebatársela en New York. Mamet vuelve al terreno del engaño, la representación y la trama alambricada de House of Games (1987), aunque un poco más ligero y previsible en la resolución. David Mamet demuestra, a partir de los diálogos, del humor en la puesta en escena, la sutil interpretación de la mente del protagonista, la dosificación de la información, la referencia al policial negro y el tema del complot/conspiración que es uno de los autores más conscientes del cine americano contemporáneo. Capaz de regalarnos bellas imágenes con extrema facilidad: el prólogo en una isla del Caribe, Campbell Scott vagando por la prisión del subte y el rostro de Rebecca Pidgeon cuando recibe la carta. Esta vez el guión da un giro de más y el deux machina no es algo forzado, es decir no logra equilibrar lo interior/exterior. The Spanish Prisoner es una obra maestra a espaldas de cualquier reconocimiento.