Comedia en la que Jacques Tati hace una función en un circo de Estocolmo en la que participa el público. Tati acepta un encargo de la televisión sueca con las precarias cámaras de video de la época y una mínima historia detrás de escena para regalarnos una hora y media de magia y fantasía. Se despide del cine con la hermosa escena en que los dos niños usan los materiales para las nuevas generaciones y la última imagen del monumento que conjuga hombre, máquina y animal.