Drama en el que un grupo de pescadores es instigado para que abandonen el misticismo que los esclaviza en el estado de Bahia. Muchas imágenes y nombres se cruzan y vienen a la mente al ver por primera vez un film de Glauber Rocha: las miserias de La terra trema (1948), la crudeza de Pasolini, la belleza poética de Jacques Tourneur y el poder visual de Herzog. Rocha no teme al poder hiriente y erótico de la imagen. Lo potencia hasta los extremos y el resultado es perturbador.