Thriller en el que el que un guardia de seguridad de un shopping se obsesiona por resolver el asesinato de su esposa en Norteamérica. Refn reúne un equipo de lujo para su debut en América: un John Turturro que recuerda a Barton Fink (1991), el escritor de Requiem for a Dream (2000), los sonidos ambiente de Brian Eno y el camarógrafo del último Kubrick. Pero su intención claramente no es entrar en Hollywood. Más bien su film es un policial anti detectivesco en la línea de Blowup (1966) y una introspección en una mente tan torturada como obsesiva rematada con algunas fugas surreales en la puesta en escena. Como era previsible la apuesta se salda con resultados desparejos. Por un lado el impresionante uso del formato scope dimensionan la nieve, el espacio y el color rojo; y los silencios y sonidos del ambiente ayudan a crear una atmósfera de desasosiego. Pero por otro lado, una vez que se quiebra el punto de vista del protagonista se pierde la sensación de vulnerabilidad y la resolución puede resultar decepcionante a causa de ese cambio. Igualmente Refn nos regala algunos de los travellings circulares más grandes de la historia del cine (en los balcones del shopping) y una imagen bellísima del pasillo del hotel con el piso reflejado en el agua. Es una lástima que los auténticos autores de cine de género pasen completamente desapercibidos y están condenados a hacer films que no gustan.