Comedia musical en el que un pianista de jazz conoce a una aspirante a actriz en Los Angeles. La película se olvida del musical (y de la comedia) a mitad de camino y quiere convertirse en una historia de amor bella e intensa. Pero al resumir el conflicto en la incompatibilidad trabajo – amor, todo intento de construcción se vuelve espurio. Además, las escenas de baile tampoco eran muy inspiradas en primer término. El mundo del jazz queda tan idealizado como las aspiraciones a actriz de la protagonista. Los diálogos, apresurados por ser inteligentes, casi que arruinan algunas de las mejores escenas. Chazelle todavía cree en ese mundo de fantasía con que hoy se mira al Hollywood clásico, pero es incapaz de detectar algún rasgo de ironía o ir hasta el fondo de las potencias de lo falso como en los musicales de Jacques Demy. Eso sí, la resolución tiene algo de dignidad.