Secuela de Jeepers Creepers (2001) en el que un autobús de un equipo de basquetbol secundario es acosado por el espantapájaros asesino en una carretera de la Florida. La llamativa premisa minimalista para una secuela del sorpresivo éxito comercial de 2001 no puede evitar el derroche de efectos especiales en la parte final. No cabía esperar demasiado del producto; pero, sin alardes de originalidad, con un ritmo infernal, un par de detalles en la puesta en escena y una resolución a contracorriente, Salva salva la función. El prólogo es una secuencia ejemplar de suspense y tensión. El retrato de los adolescentes presos de la situación y las actuaciones del reparto son más que decentes. Hay cierta angustia psicológica como producto del encierro en el colectivo. Y la resolución es otra set piece magnífica que captura al monstruo en plenitud de formas. The Creeper aprovecha mucho más las alas, de hecho se pasa la mayor parte del film volando, muestra algo de sentido del humor en la elección de las víctimas, se cambia la cabeza con un palo clavado en el ojo y está mucho más tiempo en pantalla (lo que disminuye un poco el efecto aterrador de sus apariciones). Salva cumple obligaciones para su padrino Coppola (productor del film) alargando una franquicia que prolonga la muerte del slasher.