Drama fantástico en el que un adolescente albino con poderes paranormales trata de insertarse a la sociedad luego de la muerte de sus abuelos en un pueblo de Texas. Más allá del habitual esquema de este tipo de relatos (rechazo-aceptación hacia lo diferente), el film hace un correcto retrato de la soledad del protagonista y marca oportunamente los pocos momentos de alegría que comparte con los otros. La única falla es la música de Jerry Goldsmith, que subraya las imágenes de una forma tan grandilocuente como obvia, muy al estilo del cine de Spielberg.