Comedia policial en la que una pareja de ladrones profesionales deben robar una valiosísima botella de vino de un banco de Mendoza. Winograd trata de expandir los límites de la comedia naturalista de sus dos primeros films, con una propuesta de género mucho más lúdica y superficial. Esta vez los problemas no se pueden achacar al reparto como en Mi primera boda (2011). Daniel Hendler y Valeria Bertuccelli sostienen con holgura sus roles. Pero la película acarrea dos graves inconvenientes: el robo lo deben hacer por obligación (a partir de las rebuscadas vueltas de tuercas del guión) y la historia de amor pierde consistencia entre tantos personajes y chistes superfluos (Martín Piroyansky sobre todo). El resto de los personajes, como el rodaje en Mendoza (y el epílogo en Florencia), sólo forman parte del decorado.