Thriller de acción en el que un par de bomberos encuentran un mapa que lleva a un cargamento de oro robado en una fábrica abandonada de Saint Louis. Sin duda que la premisa es atractiva y hay apuntes afortunados en el camino, pero Hill cae en la desmesura y el exceso que anticipa el cine de acción de Michael Bay y Jan de Bont. Una desmesura en el terreno visual que poco tiene que ver con el rigor y aplomo de antaño. Es que los 100 minutos de duración son demasiados para sostener la misma situación y hay que soportar a los personajes en constante estado de irritación escupiendo diálogos imposibles.