Cuento de terror en el que un joven queda solo por el fin de semana, conoce a una chica en un bar y la lleva a su departamento en Madrid. Balagueró acepta un encargo de una conocida marca de cerveza para rodar un corto ideado por usuarios de internet. El resultado es impecable en términos técnicos, pero tiene poco que aportar en el resto. Pese al buen arranque al presentar los personajes y establecer la situación, rápidamente queda claro que todo está en función del giro sorpresivo de la resolución.