Cuento de terror en el que un grupo de ancianos vive misteriosamente recluido en una clínica en España. Plaza asume un ritmo pausado y parsimonioso, el mismo que aplicará en El segundo nombre (2002), pero comete el mismo error. Constata lo que ya sabe desde el principio confiando que la revelación sea lo suficientemente aterradora para justificar toda la contención. Pese a los 12 minutos duración el cortometraje se hace largo.