Secuela de The Amityville Horror (1979) en la que una nueva familia se muda a la casa maldita del pueblo de Long Island, New York. Más allá de los problemas de producción, del constante retraso de su fecha de estreno y de que los antecedentes de la saga no inspiraban ninguna confianza, el film es una agradable sorpresa. Es que Franck Khalfoun de a poco se está convirtiendo en un nuevo maestro del género de terror. Sabe qué teclas tocar y cuándo hacerlo. Su remake Maniac (2012) da pruebas de ello. Al adoptar el punto de vista de la adolescente (una Bella Thorne en plan de abandonar su imagen de niña Disney) y escenificar de forma realista el drama doméstico de la familia (el hermano yace postrado en una cama en estado terminal), la película se desentiende de la rutinaria dinámica de los relatos de casa encantada. Es cierto que el resultado no es tan modélico. No hay una auténtica amenaza en la casa, los personajes de los amigos adolescentes de la protagonista aparecen y desaparecen convenientemente de la trama y la resolución carece de fuerza e inventiva. Pero al menos Khalfoun puede llevar unas tres cuartas partes del film a buen puerto, lo que no es poco. Al inspirarse en una “historia real” (la casa todavía existe en el estado de New York), la película reconoce la presencia del original, las secuelas y el remake, aunque no puede sacarle mucho provecho al asunto. La serie no ha sido muy agraciada (ya desde el mismo comienzo), pero algunos capítulos merecen la pena rescatarse: la impronta visual del giallo de Amityville II: The Possession (1982), la malicia de Amityville: The Evil Escapes (1989) y el delirio suburbano de Amityville: It’s About Time (1992).