Sexto capítulo de The Amityville Horror (1979) en la que un empresario de bienes raíces adquiere un reloj que pertenecía a la casa encantada de Amityville y lo lleva a California. Randel muestra inquietud visual en los constantes travellings laterales. Los frontales lucen un poco precipitados y carentes de raccord. Pero la puesta en escena encuentra un par de soluciones afortunadas: el ataque del perro en un descampado del barrio y las habitaciones que cambian de apariencia dentro de la casa. La disfuncionalidad familiar está amplificada por las relaciones abiertas que mantienen los personajes (la ex pareja del padre cuida a sus hijos cuando él está de viaje y no tiene problemas en recibir a su actual novio en la casa). El diseño de la casa es más moderno y la iluminación más directa respecto a los capítulos anteriores. La trama desliza una idea de dimensiones paralelas y alteración del orden, pero Randel no puede encontrar ni la frecuencia ni el tono adecuado (la caída en la locura del padre está en otra sintonía). El film carece de cohesión en algunos pasajes. El tipo de terror que Randel propone está cerca de los films Brian Yuzna, Wes Craven o Clive Barker, aunque le falte algo de fineza. Pero, bueno ¿qué película de terror es capaz de mostrar dos ataques a hombres desnudos en continuado? El cameo de Dick Smith agrega simpatía al producto y denota el paso de Randel por la factoría Corman.