Drama en el que una mujer trata de adoptar un bebé recién nacido en un pueblo de Misiones. El film acusa graves problemas de guión y los temas que trata (la maternidad, las adopciones ilegales, la corrupción, los prejuicios) tampoco ayudan. Como en su anterior película Lerman pone a sus personajes en una cuerda floja y sólo puede moverlos a partir de manipuladores golpes de guión. Pero aquí los despropósitos que acumula sobre el final se superan. La “bella” fotografía con los colores saturados del operador polaco Wojciech Staron sorprende para el cine argentino, pero termina expulsando a los personajes. El exceso de corrección en la puesta en escena se mezcla con esa puerilidad disimulada que caracteriza a algunos realizadores argentinos de la misma generación que Lerman. Sólo hay una escena para destacar: la rotura de la ventanilla del auto cuando el policía no tiene respuesta de la protagonista. Si Lerman en sus primeras películas era todo lo contrario y en Mientras tanto (2006) hasta se burlaba de Alejandro González Iñarritu, de a poco se ha convertido en eso.